Discepolín

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Letra: Homero Manzi
Música: Aníbal Troilo
Año: 1951

Sobre el mármol helado, migas de medialuna
y una mujer absurda que come en un rincón;
tu musa está sangrando y ella se desayuna,
el alba no perdona, no tiene corazón...
Al fin, ¿quiénes culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
mejor es que salgamos antes de que amanezca,
antes de que lloremos, viejo Discepolín...

Conozco de tu largo aburrimiento
y comprendo lo que cuesta ser feliz,
y al son de cada tango te presiento
con tu talento enorme y tu nariz,
con tu lágrima amarga y escondida,
con tu careta pálida de clown
y con esa sonrisa entristecida
que florece en verso y encanción.

La gente se te arrima con su montón de penas
y tú las acaricias casi con tu temblor;
te duele como propia la cicatriz ajena;
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor....
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,
se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín...
¿No ves que están bailando? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, viejo Discepolín...


 


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